Hoy de nuevo me acuerdo de tí, es inevitable después de todo lo que pasó entre nosotros.
Le he estado dando vueltas al asunto y me he dado cuenta de que he madurado. Ya no soy la niña tonta que perdía las bragas por cualquier tontería que decías. Ahora, sé perfectamente de qué vas, y quiero darte las gracias porque me abriste los ojos y me hiciste ver que yo no era la única a la que le pintabas un mundo lleno de promesas que nunca llegaron a cumplirse.
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